La teoría más clara es que su origen nace en el latín, en el participio pasado pinsa, del verbo pinsere, que significa machacar, aplastar o presionar. Obviamente, esto nos lleva evidentemente a la elaboración de la masa, la cual, como hoy en día, se te tenía que presionar hasta que quedara extendida para, posteriormente, colocar los ingredientes encima, meterla en el horno y, como último, tener el producto final conocido como pizza.